Los católicos comprometidos tienen opiniones diversas sobre el aborto". Esta declaración apareció en el diario New York Times, el 7 de octubre de 1984. El anuncio fue patrocinado por el grupo de Católicas Por el Derecho a Decidir (CFFC por sus siglas en inglés y CDD por sus siglas en español); grupo que considera el aborto moralmente aceptable. El objetivo de esta organización y de sus simpatizantes, es crear tanto entre los católicos como entre los no católicos la impresión de que:
- 1. La Iglesia Católica no tiene unidad de doctrina sobre si el aborto es una inmoralidad o no, y
- 2. Históricamente la Iglesia Católica no ha sido consistente en su doctrina sobre el aborto.
Desafortunadamente, esta campaña ha sido aceptada por personas con poca información, tanto católicas como no católicas. Antes de considerar las declaraciones de católicas Por el Derecho a Decidir, es necesario informar sobre dicha organización.
CFFC fue fundada en 1970. Su primer presidente fue Joseph O'Rourke, sacerdote jesuita expulsado de su comunidad religiosa en 1974. Desde el principio esta organización fue patrocinada ampliamente por compañías productoras de anticonceptivos o que se interesaban por el control de la natalidad. Además, esta organización tiene una relación estrecha con grupos a favor del aborto. Ninguna de estas compañías y grupos tienen conexión con la Iglesia Católica.1
Algunos miembros de la organización han tenido una conexión indirecta con la Iglesia Católica, pero el grupo como tal, no ha recibido apoyo o patrocinio de ningún obispo católico y por eso no puede proclamarse como una organización católica.
En este escrito vamos a considerar la enseñanza de la Iglesia, no las "opiniones" de quienes no aceptan la doctrina católica. Los obispos en unión con el Papa, constituyen el Magisterio de la Iglesia Católica, y si hay algo sobre lo que todos están de acuerdo, es el derecho a la vida de los no nacidos. Por el contrario de lo que alega CFFC, los católicos comprometidos apoyan esa enseñanza.
Historia de la doctrina sobre el aborto
¿Cuál es la posición de la Iglesia Católica sobre el aborto? ¿Ha sido ésta consistente a través de la historia, o ha ido cambiando?
La mejor respuesta a estas preguntas es la Declaración Sobre el Aborto Provocado, publicada por la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe el 18 de noviembre de 1974.2 Citando autores específicos y cánones de la Iglesia a través de los siglos, la declaración sintetiza las enseñanzas cosntantes de la Iglesia Católica en estas palabras:
"A lo largo de toda la historia, los Padres de la Iglesia, sus Pastores, sus Doctores, han enseñado la misma doctrina, sin que las diversas opiniones acerca del momento de la infusión del alma espiritual hayan suscitado duda sobre la ilegitimidad del aborto. Es verdad que, cuando en la edad media era general la opinión de que el alma espiritual no estaba presente sino después de las primeras semanas, se hizo distinción en cuanto a la especie del pecado y a la gravedad de las sansiones penales; autores dignos de consideración admitieron, para este primer período, soluciones casuísticas más amplias, que rechazaban para los períodos siguientes. Pero nunca se negó entonces que el aborto provocado, incluso en los primeros días, fuera objetivamente una falta grave. Esta condena fue de hecho unánime." (No.7)
Algunos autores, incluso algunos católicos, han sostenido que a causa de las nociones medievales sobre la infusión del alma algunas semanas después de la concepción, la Iglesia ha visto el aborto anterior a la infusión del alma como lícito. Como demuestra la declaración en sus referencias, el punto de vista de los autores modernos está basado en una lectura falsa y superficial de la historia. La Iglesia Católica ha visto siempre el aborto y el infanticidio como "crímenes abominables".3
La Iglesia Católica no basa esta prohibición del aborto en la Biblia, la cual no es aceptada por los no cristianos como divinamente inspirada. Esta prohibición tampoco se basa en una revelación especial concedida sólo a la Iglesia. Las bases de esta condenación del aborto procurado, están tomadas de la ley natural, el mismo concepto que inspiró a los autores de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América a escribir: "Nosotros proclamamos estas verdades como evidentes, que todos los hombres han sido creados iguales, que han sido dotados con ciertos derechos inalienables por su creador; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad".
El supuesto que subyace en esta afirmación de la Declaración de Independencia es que una persona con inteligencia y una mente sin prejuicios, mediante la consideración de la naturaleza humana, puede llegar a algunas conclusiones válidas sobre la forma en que las personas deben actuar y sobre los derechos que cada individuo tiene sobre otros individuos y en la sociedad en general.